Idan Ofer, la 120ª persona más rica del mundo según Forbes (17.700 millones de dólares su patrimonio en marzo pasado), no es desconocido en Madrid. Tiene casa (y unas cuantas hectáreas de jardín) en La Moraleja y posee el 35% del Atlético.

Tampoco el ciclismo le es ajeno. La bicicleta es su deporte favorito, que practica con fruición, casi como una obligación moral, sea en el carril bici de Alcobendas, sea en las selvas de Tailandia. En su avión privado siempre transporta varias bicicletas, para él y para su staff, y conmina habitualmente a sus miles de empleados a moverse en bicicleta. Seguramente, a partir de este 11 de abril, la mayoría de sus bicicletas serán Canyon, la marca que utilizan los y las ciclistas del Movistar Team, equipo en el que ha invertido. Mediante una ampliación de capital, Ofer, de 70 años, israelí de Haifa, armador naviero y propietario de un holding, Quantum Pacific, que agrupa decenas de empresas en los más variados sectores, se ha hecho con el 43% de Abarca, la empresa con la que Eusebio Unzue (45% de acciones) gestiona el único equipo español en el WorldTour.

Telefónica, que tiene un contrato de patrocinio con Abarca hasta 2029 ha aprobado la operación después de examinar al holding, radicado en el paraíso fiscal de Guernsey, con oficinas centrales en Londres. Entienden, además, que una señal de garantía es la seriedad con la que mantienen su inversión en el Atlético de Madrid, después de comprar su parte a Wanda, en el Famalicao portugués y en la escudería de F1 Aston Martin. Su aportación quita un peso de encima a la compañía española, que debió hacer un esfuerzo económico suplementario en noviembre pasado para garantizar la supervivencia del equipo.

Desde hace media docena de años, Abarca estaba a la busca de un segundo patrocinador que le permitiera estar a la altura presupuestaria de los mejores. Buscaron donde buscan todas las compañías deportivas de cualquier especialidad, en los países del Golfo y Arabia Saudí. Hace dos años estuvieron a punto de firmar un contrato con la telefónica saudí STC —“teníamos ya hasta diseñado el maillot”, recuerda Unzué—, antes de que la empresa árabe precisamente se convirtiera en uno de los mayores accionistas de Telefónica. “Las negociaciones para la entrada de Quantum Pacific comenzaron en octubre y llegamos a ellos justamente a través de STC”, dice Unzué. “Quantum estaba buscando un equipo ciclista en el que invertir y después de examinar media docena de posibilidades, incluido el Ineos, nos eligieron a nosotros”.

El Movistar se suma así a varios de los mejores equipos financiados por fondos de países asiáticos, que ejercen una suerte de soft power, imagen e influencia, apoderándose con su poderío económico del mundo del deporte, como el Astana y la empresa china XDS, el UAE, el Bahrein o el Israel.

El segundo paso del accionariado de Quantum consistirá en acercar nuevos patrocinios e ingresos, lo que acelerará la puesta en marcha de su equipo de desarrollo, uno similar a los que mantienen Visma, UAE o Lidl, en el que acoger y cultivar a los mejores júniors del mundo antes de su paso acelerado al WorldTour. De hecho, en el maillot blanco con la M del equipo ya figura un nuevo logo, discretamente ubicado, el de Eastern Pacific Shipping (EPS), la naviera con sede en Singapur que posee la flota de petroleros privada más grande del mundo y es la madre de todo el negocio de la familia Ofer.