Un nuevo ataque de Estados Unidos contra Yemen causa al menos 58 muertos, según los rebeldes hutíes

Un depósito de combustible arde tras un ataque estadounidense contra el puerto yemení de Ras Isa, en una imagen de Al Masirah TV divulgada este viernes.
Yemen

Un nuevo ataque de Estados Unidos contra Yemen causa al menos 58 muertos, según los rebeldes hutíes

El primer mes de la campaña de bombardeos de la Administración Trump sobre el país, sin incluir este último, ya dejó el triple de víctimas que las provocadas por el Gobierno de Biden en un año

Un depósito de combustible arde tras un ataque estadounidense contra el puerto yemení de Ras Isa, en una imagen de Al Masirah TV divulgada este viernes.
Marc Español
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El Cairo – 18 abr 2025 – 12:15Actualizado: 18 abr 2025 – 12:15CEST
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Un bombardeo de Estados Unidos lanzado la noche del jueves contra uno de los principales puertos petroleros de Yemen, situado en territorio bajo control del movimiento hutí, ha causado al menos 58 muertos y al menos 126 heridos, según informó este viernes el canal de televisión Al Masirah, afín a los rebeldes, citando la oficina de salud local. De confirmarse esa cifra de fallecidos, el ataque contra las instalaciones portuarias de Ras Isa sería uno de los más letales desde la reanudación de la campaña de bombardeos estadounidenses en el país a mediados de marzo.

El ejército de Estados Unidos anunció el ataque el jueves en un comunicado en el que afirmó que la destrucción del puerto de Ras Isa, en la gobernación de Hodeida, en el mar Rojo, tenía por objetivo cortar una fuente de combustible para los hutíes y privarlos de los ingresos que les reporta su importación y que luego el grupo emplea para financiar sus operaciones militares. Washington, sin embargo, todavía no se ha pronunciado sobre las víctimas civiles del ataque. Los hutíes, por su parte, acusan a EE UU de incurrir en un “crimen de guerra”. “Esta agresión completamente injustificada representa una flagrante violación de la soberanía y la independencia del Yemen y un ataque directo a todo el pueblo yemení”, afirman en un comunicado.

Mientras, el ministro de Información del Gobierno del Yemen internacionalmente reconocido, Muamar al Eryani, responsabilizó a los rebeldes del ataque por “haber transformado esta instalación vital de una salida económica al servicio de los yemeníes en un centro de contrabando de armas y combustible iraníes, y en una fuente de financiación de sus actividades terroristas” durante diez años, informó Efe.

Los intensos ataques aéreos ordenados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre las zonas controladas por los rebeldes hutíes de Yemen golpean con dureza a la población civil. Sin contar este último, han causado en un solo mes 63 muertos, el triple que los ataques que durante un año lanzó el anterior mandatario, Joe Biden, según una investigación con cifras aún provisionales de la plataforma independiente de recolección de datos Yemen Data Project (YDP) avanzadas a EL PAÍS.

Trump mandó lanzar una campaña contra los hutíes el pasado 15 de marzo después de que el grupo yemení amenazara con retomar los ataques contra el tráfico marítimo en el mar Rojo, una de las principales arterias para el comercio mundial, como respuesta a la decisión de Israel de volver a bloquear toda la ayuda humanitaria a Gaza a principios de mes. La operación ordenada por el presidente estadounidense cogió así el relevo de la campaña de bombardeos efectuada en Yemen por su predecesor, Joe Biden, a lo largo del año anterior.

El ritmo y alcance de los ataques actuales, sin embargo, es muy superior. En el año que duró la campaña del Gobierno de Biden se realizaron 308 bombardeos estadounidenses y británicos (aliado en esta operación), mientras que durante el primer mes de la campaña en curso ya se han registrado 175, según YDP, sin incluir el último registrado este jueves. La operación actual, además, ha golpeado al menos a 11 provincias del país, sobre todo a la región natal de los hutíes en Saada, ubicada en el noroeste.

Rescate de un cadáver tras el bombardeo sobre el puerto yemení de Ras Isa, el jueves.

La tasa de víctimas civiles (muertos y heridos) provocada por la ofensiva actual es más de cuatro veces superior a la registrada con Biden y ha sobrepasado también la tasa media que dejaron siete años de feroz guerra aérea liderada por Arabia Saudí en Yemen hasta la tregua de 2022, según YDP. Así, con el mandatario demócrata se registraron 85 víctimas (21 fallecidas) en 308 ataques; con el republicano, el total son 213 (63 muertos) en 175 operaciones. Siempre sin contar el bombardeo de esta semana.

Además, durante las tres primeras semanas de la operación lanzada por Trump, el recuento del YDP muestra que el 40% de las operaciones norteamericanas alcanzó objetivos civiles, incluidos centros médicos, escuelas, una estación eléctrica y un salón de bodas. Y alrededor de una cuarta parte de los bombardeos contra objetivos civiles golpearon zonas residenciales (en el mandato de Biden solo ocurrió una vez). El ataque más mortífero para los civiles registrado hasta ahora por el YDP ocurrió el 8 de abril, cuando murieron 13 personas, incluidos cuatro niños, en un bombardeo en un complejo residencial de Hodeida.

Las bajas que los ataques estadounidenses están infligiendo en las filas hutíes son, en cambio, difíciles de esclarecer. El investigador Mohammed Albasha, de la consultora de riesgos Basha Report, ha podido contabilizar más de un centenar de bajas hutíes de diverso rango militar desde el comienzo de los bombardeos, pero no las ha podido verificar todas y, aunque los rebeldes yemeníes y agencias de noticias afiliadas han anunciado la muerte de numerosos combatientes, no suelen revelar detalles.

“Un objetivo de alto rango suele ser un mayor general u otro mando clave. Hasta ahora, solo se ha confirmado la muerte de algunos generales de brigada y coroneles, junto a docenas de oficiales de nivel medio con experiencia y conocimientos críticos”, señala Albasha. “Es poco probable que los hutíes reconozcan públicamente la muerte de un líder de alto rango ahora: en 2015 esperaron un año entero antes de confirmar la muerte del jefe de seguridad”, explica.

Los hutíes comenzaron a atacar barcos comerciales en el mar Rojo ―por donde se estima que navegaba entre el 12% y el 15% del comercio marítimo global y que es fundamental para el trasiego de combustibles fósiles― después de que Israel lanzara su ofensiva militar en Gaza en octubre de 2023. El grupo yemení ha reiterado que cesará sus acciones cuando termine la guerra en la Franja, algo que ya cumplió durante el último alto el fuego, entre enero y marzo. A raíz de los ataques hutíes, el tráfico marítimo a través de esta zona ha caído en torno a la mitad.

La campaña de bombardeos iniciada en marzo empieza también a modificar el escenario interno. Facciones armadas del país aliadas con el Gobierno reconocido por la comunidad internacional se plantean reanudar operaciones militares terrestres contra el grupo rebelde. Su intención es aprovechar los reveses que está infligiendo a los hutíes la salva de ataques aéreos de Washington.

Albasha indica que las facciones yemeníes contrarias a los hutíes no han realizado todavía ninguna movilización significativa de tropas. Pero señala que los ataques estadounidenses en las regiones de Hodeida, Saada, Marib y Jauf se están produciendo “cerca de líneas de frente activas y pueden debilitar la capacidad defensiva de los hutíes, ofreciendo un posible apoyo indirecto a unas operaciones terrestres”.

En este contexto, facciones yemeníes aliadas con el Gobierno sopesan aprovechar la ocasión para lanzar una operación militar terrestre e intentar retomar parte de los territorios bajo control hutí, según han asegurado recientemente fuentes yemeníes y estadounidenses a medios de Washington. Los hutíes, respaldados por Irán, dominan la zona noroeste de Yemen, donde vive la mayoría de su población, incluida buena parte de la costa del mar Rojo y la capital, Saná. El Gobierno, por su parte, controla amplias zonas del sur y el este del país.

El gran objetivo de las facciones yemeníes, según los mismos medios, es expulsar a los hutíes de al menos parte de la costa del mar Rojo, desde donde han lanzado ataques contra el tráfico marítimo y han importado en el pasado armamento procedente de Irán. La principal ciudad de esta zona es Hodeida, que dispone del segundo mayor puerto de Yemen y de una terminal de petróleo y, además, es un punto de entrada clave de la ayuda humanitaria que se envía al país.

Hasta ahora, los bombardeos estadounidenses contra infraestructura militar hutí han golpeado objetivos como depósitos de armas, campos de entrenamiento, bases subterráneas, centros de comando y puntos de lanzamiento de misiles y de drones. Pero los rebeldes cuentan con una amplia experiencia frente a ataques aéreos y llevan meses blindando sus posiciones, adaptando sus tácticas e invirtiendo en nuevo armamento para un posible largo pulso con Washington.

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Sobre la firma

Marc Español
Marc Español
Escribe en EL PAÍS desde 2020. Desde El Cairo, su trabajo se centra principalmente en Egipto y Sudán, y sigue de cerca Gaza y Libia. Licenciado en Periodismo por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.
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