“La ilusión de mi vida era montar mi propio negocio, como había hecho mi padre. No hay nada mejor que trabajar para ti”. Susana Expósito (ingeniera técnica, de 55 años) cuenta cómo tras un despido en la empresa de informática donde trabajaba decidió hacer realidad su sueño. En mayo de 2022 abrió su centro de manicura y pedicura D-uñas en Madrid. Le costó algún tiempo dar el paso por la falta de experiencia en el sector de la belleza, pero los responsables de la cadena (con 190 tiendas en España y América Latina) la animaron y utilizó su indemnización para que su establecimiento viera la luz. Expósito optó por una franquicia porque, como asegura la presidenta de la Asociación Española de la Franquicia (AEF), Luisa Masuet, el modelo “permite que quien quiere una aventura empresarial, pero no tiene conocimientos para ello, se alíe con una marca reconocida, que ya cuenta con un modelo de éxito probado, y le lleve de la mano”. Es su gran ventaja. Al tiempo que el mayor inconveniente es que el empresario no puede hacer lo que quiera, sino lo que marque el contrato con el franquiciador, dice.

En España el sistema de franquicias está muy desarrollado: existen 1.471 enseñas con 84.664 tiendas que movieron una facturación de 35.575 millones de euros el año pasado, un 1,1% más que en 2023, según los datos de Tormo Franquicias. Restauración y alimentación son los sectores que concentran el mayor porcentaje de marcas, establecimientos y facturación, por delante de los servicios especializados, donde la actividad que más tiendas está abriendo es la estética, señala Laura Acosta, responsable de Marketing y Desarrollo de Negocio de Tormo.

Carmen Beotas es desde noviembre de 2024 franquiciada de McDonald’s, una de las enseñas más potentes, con 600 restaurantes en España, el 95% gestionados a través de este sistema. Ella, una experta en el área comercial, de 38 años, se lanzó a montar un restaurante porque se enteró de que la cadena americana buscaba mujeres emprendedoras: “No miré más. McDonald’s reúne todos los requisitos que buscaba para emprender, es una marca líder y me permite la flexibilidad y conciliación que no me dan otros trabajos con mis tres hijos”. Está entusiasmada con su tienda en el centro de Madrid, en la que ha invertido 300.000 euros financiados a siete años, que es cuando calcula que tendrá amortizada la inversión. Tiene 36 empleados. “El hecho de que McDonald’s te dé el proyecto llave en mano, con el local ya montado y con el personal, te da mucha tranquilidad”, sostiene. Beotas se ha formado durante 14 meses para llevar el restaurante, pasando por todos los puestos.

Las inversiones a hacer frente para abrir una franquicia dependen mucho del negocio elegido. Las hay desde 30.000 euros hasta 300.000, según Luisa Masuet, que también destaca que las enseñas ofrecen financiación durante toda la vida de la franquicia. Algunas marcas proveen de local y personal y otras no. Piden un canon de entrada, así como unos royalties por el uso de la marca y mensualidades en concepto de publicidad. La duración de los contratos también es variable, entre un año y 20. Lo mismo que la rentabilidad, que la presidenta de la AEF indica que es habitual que se mueva entre el 7% y el 10%. Claro que no todo el mundo llega, de hecho, en 2024 se cerraron más establecimientos en España de los que se abrieron: 6.372 por 10.000 unidades, lo que supone una caída del 4% y una pérdida de 13.000 empleos (actualmente, el sector emplea a 384.173 personas), según datos de Tormo.

La carrera por la expansión

Las cadenas quieren expandirse a toda prisa. Por ejemplo, D-uñas abrió 35 centros de belleza en España y Latinoamérica en 2024 y está a punto de entrar en Estados Unidos a través de Miami, indica su cofundadora, Sandra Benzaquen, que asegura que sus franquiciados necesitan un mínimo de 50.000 euros para arrancar en un local de 35 metros (en el caso de Susana Expósito fueron 75.000, “porque siempre hay imprevistos en las reformas”, aclara). Por su parte, McDonald’s pretende inaugurar 200 restaurantes hasta 2028. Por eso cada vez son más laxas con los requisitos de inversión de sus franquiciados y más proclives a tener el local en alquiler o en propiedad y que el franquiciado sea su gestor. Es el caso de Dia, que opera el 64% de sus 2.302 supermercados en régimen de franquicia (más de 1.500). Y el 93% de ellos sin necesidad de inversión inicial, solicitando una garantía reembolsable de entre 40.000 y 100.000 euros, y financiando el stock necesario. Así es como Lara Manjón, de 36 años, se ha hecho con tres tiendas de la cadena en Salamanca (el 30% de sus franquiciados son multifranquiciados). “Llevo media vida en Dia, empecé como reponedora a los 19 y siempre quise tener un negocio. Me lo propusieron con 22 años y ahora tengo tres tiendas, la última abierta el pasado mes de septiembre, y 22 empleados a mi cargo. Me gusta mucho y no descarto una cuarta”, señala Manjón.

En la cadena de supermercados casi la mitad de las franquiciadas son mujeres. Como Isabel Díaz, que cerró con la crisis financiera su mercería y hace un año que gestiona un supermercado en Viveiro (Lugo), a sus 50 años. “De una tienda a otra es como el día y la noche. Cuando eres emprendedora, vas por tu cuenta, sin red. Aquí, con todo el apoyo de Dia, te permite ver las cosas con otra perspectiva. Además, no tienes que adelantar dinero y te financian la mercancía”, indica Díaz.

El mayor caballo de batalla de los franquiciados es la gestión del personal, porque casi todo lo demás está muy estandarizado. Es la ventaja de tener una marca detrás.