El papa Francisco, ingresado desde el 14 de febrero en el hospital Gemelli de Roma con una neumonía, ha pasado una noche sin nuevos incidentes tras sufrir la tarde del lunes dos nuevas crisis respiratorias y requerir de nuevo ventilación mecánica. Jorge Mario Bergoglio, de 88 años, que no tiene parte del pulmón derecho tras una operación de juventud y que padece bronquitis crónica, nunca ha estado intubado, pero vuelve a necesitar la mascarilla para respirar. “El Papa ha dormido toda la noche, ahora continúa descansando”, dice el comunicado emitido a las 8.21 de este martes, que como todos los días a esta hora es muy breve y simplemente envía un mensaje de tranquilidad.

El nuevo parte médico se espera en torno a las siete de la tarde, con más detalles clínicos. Aunque el Pontífice prosigue su recuperación, la situación es “compleja”, siempre con riesgo de complicaciones de este tipo, explican fuentes vaticanas. El pronóstico sigue siendo reservado y el Vaticano extrema la prudencia sobre los tiempos de su recuperación y una salida del hospital. Nadie hace previsiones y se ha asumido, si todo va bien, una larga estancia en el Gemelli. Como mínimo, varias semanas. Francisco entra hoy en su día 19 de convalecencia.

El cuadro general es el que resumieron los médicos en su única rueda de prensa, el pasado 21 de febrero: la vida del Papa “no corre peligro, pero no está fuera de peligro” y “basta poco para desequilibrarlo”. De hecho, al día siguiente se produjo la primera crisis respiratoria, y la más grave. Desde entonces, los facultativos no han vuelto a comparecer ante los medios. El Vaticano no ha aclarado todavía si en algún momento habrá un nuevo encuentro con los periodistas.

En total, Bergoglio ha sufrido ya cuatro crisis respiratorias que han hecho saltar las alarmas. Ingresado el 14 de febrero con una bronquitis que no acababa de curarse, el 18 se le detectó una neumonía bilateral, una enfermedad más grave, y aunque parecía superarla, el día 22 atravesó la peor crisis. Fue una crisis asmática prolongada, con síntomas de anemia que obligaron a una transfusión y con una insuficiencia renal inicial leve. El Papa salió de la “fase crítica” el jueves pasado y cuando parecía recuperado, tuvo un violento broncoespasmo al día siguiente, el pasado viernes. Se consideró un episodio aislado, pero hizo temer nuevas complicaciones porque aspiró vómito y corría el riesgo de desarrollar una nueva infección. Pasadas 48 horas, el domingo, los médicos consideraron que ya no había peligro. Sin embargo, ayer lunes sufrió dos nuevos broncoespasmos.

Las dos crisis del lunes, que se produjeron por la tarde, también se daban por superadas al final del día. Fueron “dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda, causados por importante acumulación de moco endobronquial y consiguiente broncoespasmo”. Es decir, una reacción de los bronquios para expulsar la mucosidad acumulada. El comunicado del lunes detalló que “se realizaron dos broncoscopias con necesidad de aspiración de abundantes secreciones” y se reanudó la ventilación mecánica no invasiva, que el Papa había abandonado el sábado. El Vaticano afirmó que Jorge Mario Bergoglio “se ha mantenido consciente, orientado y colaborador” durante la crisis.

El parte del lunes, con todo, no indicaba que sus condiciones sean críticas, una calificación que desapareció la semana pasada de los comunicados. Por lo demás, explicaron el lunes fuentes vaticanas, el nivel de glóbulos blancos no se ha alterado y los resultados de los análisis de sangre son estables, lo que quiere decir que no se contempla una nueva infección. Lo ocurrido es una reacción dentro de la neumonía que padece.

Esta situación de fragilidad del Papa, no obstante, se combina con mensajes de cierta tranquilidad del Vaticano. Bergoglio se ha mantenido estos días sin fiebre, siempre ha estado consciente y come normalmente. A veces se levanta, se sienta a trabajar y se mueve por el apartamento donde se aloja, en la décima planta del hospital Gemelli. También ha estado realizando fisioterapia respiratoria, lo que se considera un paso más en el lento camino de la recuperación.

Desde que fue ingresado ha estado trabajando casi todos los días y el domingo por la mañana recibió al secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, y su mano derecha, Edgar Peña Parra, sustituto para Asuntos Generales, el encargado de los asuntos internos del Vaticano. Casi a diario se han anunciado nombramientos y otras decisiones que requieren la firma del Papa. Es decir, Bergoglio está lanzando el mensaje de que sigue al mando y continúa gobernando la Iglesia desde el hospital.