Tras salir de la sacristía, se sube al altar de una iglesia sin desacralizar y simula masturbarse con un crucifijo. Todo entre gritos de Hil da Jainkoa! (¡Ha muerto Dios! en euskera) y agradecimientos al público formado por unas 200 personas congregadas en el templo. El gesto improvisado forma parte del monólogo de la humorista vasca Ane Lindane. “Hicimos tambalear los cimientos del catolicismo a carcajada limpia. Mancillamos, blasfemamos y denunciamos los abusos sexuales de la Iglesia”, recoge la intérprete junto al vídeo del momento en redes sociales. De la misma forma, a través de X, la Fundación Española de Abogados Cristianos ha anunciado una denuncia contra estos hechos.

Según la fundación ultracatólica, Lindane habría incurrido en un delito de escarnio, tipificado en el artículo 525 del Código Penal. La presidenta de Abogados Cristianos, Polonia Castellanos, considera que “la actriz fue a hacerlo en Francia porque es de los pocos países europeos donde este delito no está recogido en su código penal”. Castellanos cree que este tipo de actuaciones son “un claro ejemplo” de lo que podría ocurrir “en España si se despenaliza el delito contra los sentimientos religiosos”, tal y como escribe en otra publicación en redes sociales.

El espectáculo tuvo lugar el pasado domingo durante el festival Euskal Herria Zuzenean (EHZ) celebrado en la localidad Arberatze-Zilhekoa, en el País Vasco Francés (Aquitania, Francia, 300 habitantes). La propia iglesia de este municipio fue uno de los lugares que la organización del festival destinó para los actos de día. De hecho, acto seguido, el artista multidisciplinar libanés Queer Falafel tomó el relevo del programa en el mismo lugar.

“Yo no sabía que iba a actuar en una iglesia”, reconoce Lindane en una conversación telefónica con EL PAÍS. “De hecho, pude hacerlo porque era un pueblo pequeño, dejado de la mano de Dios —nunca mejor dicho—. Allí todavía están sin romanizar ni evangelizar”, bromea entre risas. Cuando entró en el templo, explica que empezó a improvisar con lo que tenía alrededor. Relata que se le ocurrió “emular la escena de El exorcista” con la cruz; después, hacer “ese gesto” y, por último, comenzar su “monólogo habitual, en el que, por supuesto, hay muchas pullas a la Iglesia Católica”.

Lindane no pensaba que publicar el vídeo generaría tanto revuelo. “He recibido amenazas de violación y de muerte por parte de sectores ultras”, denuncia la artista. “Todo fue una ficción cómica, una performance, ya que considero que la comedia es una herramienta tan válida como el drama para denunciar realidades, como los abusos en el seno de la iglesia. Así lo hago en todos mis monólogos”, defiende.

El asunto ha traspasado un límite que considera “ridículo”. Para ella, es “una chorrada monumental”. “Una de las cosas que creo que estamos obligados a hacer los bufones es precisamente esto: señalar esas realidades, ridiculizarlas, humillarlas y mearnos en ellas. Esa es mi obligación como cómica”, señala Lindane.

Ane Miren Hernández, tal y como se llama en realidad, es una monologuista vasca de 36 años. Saltó a la fama gracias a las redes sociales y a Despotorropen, un show de humor y micrófono abierto para mujeres y personas con género disidente que presenta junto a Raquel Torres. Además, en septiembre regresan con el late night La Galerna, que acoge, por cierto, otra iglesia, en este caso en Bilbao y desacralizada: Bilborock. Lindane también ha colaborado en programas de humor de la radio televisión pública vasca y ha escrito artículos en revistas feministas.