China activa nuevos aranceles sobre EE UU en respuesta a los gravámenes de Trump
La guerra comercial se recrudece después de la segunda ronda de trabas de Washington y las contramedidas de Pekín


La guerra comercial entre China y Estados Unidos sube otro punto de intensidad con la entrada en vigor este lunes de los aranceles chinos a una batería de productos estadounidenses del sector agroalimentario por valor de 21.000 millones de dólares (19.332 millones de euros), según los cálculos de la agencia Reuters. Los nuevos gravámenes forman parte de la respuesta de Pekín a la segunda salva arancelaria de la Administración de Donald Trump, que ha elevado, desde su aterrizaje en la Casa Blanca, las barreras a todas las importaciones chinas: primero, con un sobrecargo del 10%, a principios de febrero; después, la semana pasada, subiéndolos hasta el 20%.
La República Popular ha respondido a ambas andanadas de forma inmediata y casi idéntica: teledirigida contra sectores concretos y en múltiples frentes, pero con un alcance limitado, algo que numerosos analistas han interpretado como cierta disposición al diálogo por parte de las autoridades comunistas. Pero esa tregua comercial parece cada vez más lejos —a medida que los cañonazos de uno y otro lado se suceden— y mientras sigue sin llegar una llamada apaciguadora entre Trump y su homólogo chino, Xi Jinping.
En ausencia de ese contacto de alto nivel, el ministro de Exteriores del gigante asiático, Wang Yi, acusó la semana pasada a Estados Unidos de llevar a cabo una política con “dos caras”. “Ningún país puede imaginar que puede reprimir y contener a China y al mismo tiempo desarrollar buenas relaciones con ella”, afirmó en una comparecencia.
Productos del campo
Los nuevos aranceles chinos gravan desde este lunes con un 15% adicional al pollo, el trigo, el maíz y el algodón estadounidenses. También, con un 10% adicional, al sorgo, la soja, la carne de cerdo, la carne de vacuno, los productos de mar y de río, las frutas, las verduras y los lácteos.
La réplica de Pekín han sido de impacto menor al zarpazo de Trump, que impone desde el 4 de marzo un 20% adicional de aranceles a todos los productos importados de China sin distinción, cuyo valor ronda los 440.000 millones de dólares (unos 405.000 millones de euros). Hace un mes, en la anterior ronda de contramedidas, Pekín impuso gravámenes de entre el 10% y el 15% a 80 productos energéticos y manufacturas de Estados Unido por valor de unos 14.000 millones de dólares (12.912 millones de euros).
La respuesta china se ha desplegado, además, sobre otros sectores. Ha restringido las exportaciones de productos chinos a 15 empresas estadounidenses vinculadas a defensa y seguridad por su potencial doble uso civil y militar. Ha añadido 10 nuevas compañías del país norteamericano a la lista de entidades no fiables, lo que permite a Pekín imponer medidas punitivas. Y ha anunciado, también, una investigación antimonopolística a Google y una restricción las exportaciones de minerales críticos clave —un mercado que domina— en la producción de tecnología y armamento. China también ha denunciado ambas rondas de aranceles ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Pekín se ha mostrado especialmente crítico con los motivos con los que Washington ha iniciado esta segunda guerra comercial: considera una “débil excusa” las acusaciones estadounidenses de no hacer lo suficiente para combatir el tráfico de fentanilo, un potente opiáceo sintético que está causando una epidemia de salud pública en el país norteamericano. China considera que, de fondo, late la intención de contener su desarrollo.
“La situación actual del comercio entre China y Estados Unidos es el resultado del mercado”, ha argumentado la portavoz de Exteriores Mao Ning en una comparecencia rutinaria celebrada este lunes. Mao ha asegurado que, con independencia de cómo lo “empaquete” Estados Unidos, “no puede ocultar sus intentos de politizar y usar como arma las cuestiones económicas y comerciales y de aplicar la contención y la supresión de China”. La semana pasada, otro portavoz de Exteriores fue más lejos al asegurar que China está lista para enfrentarse con Estados Unidos “hasta el final” en una guerra arancelaria “o cualquier otro tipo de guerra”.
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