Ha sido antes de la llegada de Donald Trump al poder en Estados Unidos. Antes de que renegara de las políticas de diversidad que llevan años desplegándose para fomentar la igualdad entre las minorías en las empresas. Equileap, la firma de investigación holandesa especializada en medir el progreso de las mujeres en las mayores corporaciones internacionales, alerta en su informe de este año del frenazo femenino protagonizado en prácticamente todos los escalafones corporativos y del retroceso experimentado por la brecha salarial de género en el mundo. “Es preocupante”, indica su directora general, Diana van Maasdijk, al otro lado de la pantalla en Ámsterdam. Van Maasdijk achaca el estancamiento al movimiento contra la equidad de género que se ha extendido en los últimos años por Estados Unidos, “pero también por Europa”, enfatiza. Los resultados no se ven de repente, llevan su tiempo, dice. Y ese momento es ahora.

Este año, la cifra de consejeras delegadas al frente de las compañías que fluctúan en las 27 Bolsas más importantes del globo permaneció anclada en el 7% del total, igual que en 2024. Lo mismo que el porcentaje del 9% de presidentas de sus consejos de administración. Peor aún: las directoras financieras pasaron de sumar un 17% al 16% en las más de 3.000 compañías analizadas cuya capitalización bursátil supera los 2.000 millones de dólares. Y no sólo eso, incluso el avance femenino en la fuerza laboral se ha detenido, advierte Equileap. La situación está empeorando en países como Austria, Dinamarca y Filandia, donde las primeras ejecutivas han sufrido caídas importantes, que otros como Singapur, que avanza rápido en la dirección contraria (del 9% al 15%), no consiguen corregir. Únicamente se ha visto un leve progreso en los consejos de administración: el 32% de los miembros son mujeres frente al 30% de un año antes.

Además, la brecha salarial de género se ha ampliado levemente en 2025, del 1,1% del ejercicio anterior al 1% de este. Solo 36 organizaciones de las analizadas han cerrado este gap en la retribución de hombre y mujeres (en 2024 fueron 41). El ascenso coincide con un creciente interés de las compañías por mostrar transparencia en sus estadísticas sobre la remuneración de hombres y mujeres, algo que hacen el 44% de las cotizadas, 11 puntos más que en 2024. Y 38 corporaciones han logrado el equilibrio de género en todos sus niveles jerárquicos, en comparación con las 32 del año anterior.

Medalla de oro española

La nota positiva la pone España, que se ha colocado como el primer país del mundo en igualdad de género en las empresas, empatando con Francia. Y por delante del Reino Unido, Italia y Noruega, que les siguen en la lista. “Los mejores resultados los presentan los países donde hay legislación que favorece la equidad. Los tenemos en España, en la que no hemos visto ese movimiento contra la igualdad que se detecta en Estados Unidos, donde al menos una veintena de grandes corporaciones han paralizado sus programas de diversidad”, afirma la directora general de Equileap.

Las compañías patrias han avanzado tres puntos en el último año y diez desde 2021. España está a la cabeza del mundo en transparencia sobre la brecha salarial y en la publicación de políticas contra el acoso sexual, dos materias que, junto con la política del salario digno a la que se comprometen la mitad de las organizaciones y la de trabajo flexible, que ofrecen el 92%, ha propiciado que se sitúe al nivel de Francia. Sin embargo, España se encuentra rezagada en representación femenina en puestos de responsabilidad.

Sólo una compañía patria ha cerrado la brecha retributiva entre hombres y mujeres: Enagás. La empresa energética presidida por Antonio Llardén se ha colocado como la segunda organización más igualitaria del mundo, solo por detrás de la australiana Transurban. Entre las diez primeras corporaciones del ranking de Equileap no hay ninguna otra española. Destacan tres firmas australianas más (QBE, GTP Group y Qantas Airlines), junto con la noruega Storesbrand, la estadounidense International Flavors & Fragances, la alemana Allianz, la francesa Sanofi y la británica AstraZeneca. Hay que esperar al puesto número 26 para encontrar a Iberdrola y bajar hasta las posiciones 53 y 63 para dar con Aena y Redeia entre las 100 primeras.

En los consejos de administración españoles cuatro de cada diez miembros son mujeres; es el único escalafón paritario; entre las ejecutivas la cifra baja al 21% y al 27% en la alta dirección, ambas inferiores a las medias europeas (24% y 29%, respectivamente). En el caso de las plantillas, la presencia femenina se ha recortado un 1% en el último año. Lo que sí ha aumentado en el informe de 2025 es el número de presidentas del consejo de administración, que pasa del 7% al 16%, por encima de la media global (9%), si bien sólo el 3% de las compañías españolas tienen a una mujer en el puesto de consejera delegada en contraste con el 7% mundial.

Los países con las cotizadas menos paritarias del mundo son Japón, Israel, Hong Kong y Estados Unidos. El hecho de que este último, la nación con mayor presencia de grandes corporaciones, se sitúe en el pelotón de cola “significa que tenemos un gran problema”, advierte Van Maasdijk. En la nación liderada por Donald Trump apenas hay un 32% de mujeres en los consejos de administración (en comparación con el 39% global) y la transparencia en materia de igualdad de género es del 17%, la más baja de los mercados desarrollados.

En Estados Unidos al menos Walmart, Ford, Harley-Davidson, Lowe’s, Brown-Forman, Deere, Boeing, Tractor Supply, Molson Coors Beverage, Toyota Motor, McDonald’s, Amazon, Meta, Target, Aldi, Accenture, Goldman Sachs, Institutional Shareholder Services, Disney, Nissan Motor y Alphabet han anunciado que seguirán la doctrina de la Casa Blanca y darán marcha atrás a sus programas de diversidad, igualdad e inclusión (DEI, por sus siglas en inglés). “La buena noticia es que en algunas como Deere o Apple, los inversores se han negado y tengo la esperanza de que en otras ocurra lo mismo”, asegura. La directiva también está preocupada por la evolución de las políticas de equidad en Europa, donde “no tenemos un Donald Trump, pero sí Gobiernos que no las ponen entre sus prioridades e incluso declaran que van a dejar de apoyar proyectos de mujeres, como ha ocurrido en Holanda y en Gran Bretaña”, sostiene.