A los 21 años, Iván Romeo ya ha encontrado su sitio en el pelotón y el aficionado ya reconoce su sello. Tres victorias solamente del campeón del mundo sub-23 de contrarreloj, y las tres importantes y conseguidas de la misma manera, en solitario después de atacar a unos kilómetros de la meta a un grupo de escapados. Así ganó en febrero en la Comunidad Valenciana a Buitrago, Almeida, Hindley, Bilbao y otras figuras; así clavó a Van der Poel en junio en la Dauphiné y de la misma manera, con un ataque a 20 kilómetros de Granada seguidos de una contrarreloj acelerada, se impuso este domingo pasado en el Campeonato de España.

Con tales atributos y tal talento, el ciclista de Valladolid se ha impuesto como la figura emergente del ciclismo español que goza a retazos de Juan Ayuso y, esperando la eclosión final de Carlos Rodríguez, añora siempre un campeón de Tour a lo Contador. No lo será Romeo, su perfil de corredor, determinado por su 1,93 de estatura, que debutará el sábado en el Tour cargado con las expectativas y los deseos máximos de la afición y vestido con el maillot de campeón nacional.

Así lo entiende su equipo, el Movistar, el único equipo español participante en la grande boucle, que lo ha elevado a la categoría de líder en la carrera francesa junto a Enric Mas. Uno, Romeo, buscará brillar en la contrarreloj normanda del miércoles 9 en Caen y ganar alguna etapa en fuga; el otro, clasificarse entre los cinco primeros de la general, asumiendo la superioridad manifiesta de Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, la pareja que por quinto año consecutivo domina los debates en la gran cita anual del ciclismo.

El ocho del equipo de Eusebio Unzue, del que se caen por baja forma los previstos Fernando Gaviria y Javier Romo, lo completan otro debutante, Pablo Castrillo, además del colombiano Einer Rubio, el asturiano Iván García Cortina, el austriaco Gregor Mühlberger, el norteamericano Will Barta y el portugués Nelson Oliveira.