El presidente Gustavo Petro ha conseguido en la tarde de este jueves su primera gran victoria legislativa de 2025. La Cámara de Representantes aprobó con amplias mayorías la reforma a la salud propuesta por el primer Gobierno de izquierda de la historia moderna de Colombia. Una de las principales promesas de campaña de Petro está ahora más cerca de volverse realidad. Este triunfo, que hace unos meses parecía muy difícil de conseguir, le da un nuevo oxígeno a un Ejecutivo que acaba de superar un febrero de crisis e inestabilidad. Para convertirse en ley, el proyecto que busca transformar de raíz el sistema sanitario será ahora discutido en la Comisión Séptima del Senado, donde hace un año se hundió en su primera versión.

El presidente ha insistido en reiteradas ocasiones en que su idea pretende garantizar al acceso a la salud para millones de personas que hoy no tienen una atención adecuada. “Nuestra propuesta es simple pero pertinente. Eliminar causas de enfermedad a través del sistema preventivo, curarlas a tiempo cuando sea necesario, disminuyendo así los costos del sistema. Es la gran lección mundial que dejó el covid19. Y en el sistema asistencial, quitar la intermediación financiera en los tratamientos para enfermos”, escribió Petro hace poco en su cuenta de X. En sintonía con el presidente, los representantes del Pacto Histórico, el partido de Gobierno, celebraron la victoria de la reforma con carteles que decían: “Sí a una salud sin barreras”.

La rápida aprobación de la reforma en solo dos días de debate, tras estar empantanada desde diciembre, fue posible gracias a la capacidad de negociación del nuevo ministro del Interior, Armando Benedetti. En la votación de los artículos que necesitaban una mayoría cualificada de la mitad más uno de los representantes a la Cámara, o más de 94 votos, quedó en evidencia el apoyo casi absoluto de los congresistas de los partidos Liberal, Conservador y de la U, de orientaciones políticas diferentes a las del Ejecutivo. Después de varias reuniones con el nuevo ministro de la política, acordaron apoyar el proyecto de ley a cambio de participación en el Gobierno.

Tras la crisis del gabinete causada por el caótico Consejo de Ministros televisado, el presidente nombró como ministro de Tecnología y las Comunicaciones a Julián Molina, muy cercano a La U; y como ministra del Deporte a Patricia Duque, lo que dejó contentos a muchos de los representantes a la Cámara del partido Conservador. El partido Liberal, por su parte, controla la administradora de riesgos laborales del Estado, ARL Positiva; la Agencia Nacional de Hidrocarburos; o la Unidad de Gestión Pensional y Parafiscales (UGPP). Los representantes liberales también tienen poder sobre Findeter, una entidad que maneja recursos multimillonarios de la educación.

El resto de los votos positivos para la aprobación de la reforma salieron de las tradicionales bancadas gobiernistas del Pacto Histórico, el Partido Comunes, las curules de víctimas, y algunos congresistas del Partido Verde, incluido el presidente de la Cámara, Jaime Raúl Salamanca, quien lideró el debate. Además de Benedetti, durante los dos días de discusión de esta semana estuvieron presentes en el Salón Elíptico el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, con sus dos viceministros; el ministro del Trabajo y exsenador verde, Antonio Sanguino; el nuevo ministro de Igualdad, Carlos Rosero; el nuevo ministro TIC, Julián Molina; la directora del Departamento Administrativo de la Presidencia, Angie Rodríguez; y varios funcionarios de los ministerios de Transporte y del Deporte. Esa gran avanzada del Gobierno fue muy efectiva para impedir que los representantes abandonaran el recinto, incluso a altas horas de la noche, y para consolidar las mayorías.

El representante del Centro Democrático, Andrés Forero, uno de los principales críticos de la reforma, cuestionó la forma en que se obtuvieron los votos positivos: “El Gobierno no argumentó, pero mágicamente consiguió los votos: la “persuasión” de Benedetti rindió frutos. Tenemos la conciencia tranquila. Ahora hay que esperar que la Comisión VII de Senado sea coherente“, dijo Forero. La representante Caterine Juvinao, del Partido Verde y crítica del Gobierno, insistió en los problemas de la reforma: “El petrismo es más de lo mismo: prometieron una reforma a la salud anticorrupción, pero no hacen más que promoverla”. Se refería, en concreto, a la eliminación del artículo 42 de la reforma, que proponía que la elección de gerentes de los hospitales públicos – funcionarios que tendrán más poder de cambiar el sistema- se hiciera por meritocracia, en lugar de por designación política de los alcaldes y gobernadores.

Si la reforma logra las mayorías en el Senado, traerá varios cambios fundamentales en el funcionamiento del sistema. El proyecto propone eliminar la lógica creada en 1993, en el que la población se afilia a unas Entidades Promotoras de Salud (EPS), públicas o privadas, que sirven como sus aseguradoras y eligen con qué clínicas o laboratorios contratan los servicios para los ciudadanos. La idea es que las EPS se transformen en gestoras de salud, que ya solo auditen los cobros que le hagan los prestadores al Estado. Para eso, la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (ADRES) se convertirá en una especie de gran banco público que les pagará directamente a las clínicas y hospitales por sus servicios. Otros puntos importantes de la reforma son la creación de los Centros de Atención Primaria en Salud (CAPS) a los que estarán afiliados los colombianos, la puesta en marcha de las redes integradas e integrales de servicio y la formulación del sistema de información público unificado e interoperable.