Manual para corromper a un alcalde: “Llevo 30 años haciendo regalos”
El empresario David Marjaliza relata el pago de comisiones y la entrega de dádivas a cambio de contratos públicos durante uno de los juicios del ‘caso Púnica’


Sentado ante tres magistradas de la Audiencia Nacional, David Marjaliza pasa las hojas de una carpeta. El empresario busca entre sus papeles más detalles de la relación que tejió con responsables de distintos Ayuntamientos madrileños. En este momento de este miércoles, lleva ya más de tres horas declarando miércoles ante el tribunal que enjuicia una de las múltiples líneas de investigación del caso Púnicay, según insiste, él se “encargaba de abrir las puertas” de los Consistorios para que la empresa energética Cofely ganara contratos públicos. Unas adjudicaciones que eran amañadas a cambio del pago de dinero en efectivo o regalos, según mantiene la Fiscalía Anticorrupción. “A mí, personalmente, Carlos Alberto Estrada [alcalde de Moraleja de Enmedio] me pide 30.000 euros para adjudicar un concurso. Yo se los entrego y se adjudica”, recuerda el empresario durante el interrogatorio.
La Audiencia Nacional acoge desde el pasado abril la vista oral sobre la parte del sumario del caso Púnica centrada en el supuesto amaño de contratos públicos a favor de la compañía Cofely. De las 36 personas que se sientan en el banquillo, 15 han admitido las irregularidades: entre ellas, el propio Marjaliza, los responsables de la empresa energética y tres exalcaldes (Gonzalo Cubas, exregidor de Torrejón de Velasco por el PP; José María Fraile, quien fuera máxima autoridad de Parla por el PSOE; y Antonio Sánchez, ex primer edil de Serranillos del Valle bajo las siglas del partido localista UDMA).
Otros seis exalcaldes del PP están entre los acusados, aunque ellos han negado las imputaciones: José Carlos Boza, de Valdemoro; Agustín Juárez, de Collado Villalba; Daniel Ortiz, de Móstoles; Carlos Alberto Estrada, de Moraleja de Enmedio; Mario Utrilla, de Sevilla la Nueva; y José García Lobato, de Almendralejo (Badajoz). Sin embargo, Marjaliza ha dejado a varios de ellos a los pies de los caballos.
A preguntas de la Fiscalía, el empresario ha repasado cómo facilitó que la trama se adentrase en las distintas Administraciones. Marjaliza se había dedicado durante muchos años al sector de la construcción —lo que le permitió tejer una importante red de contactos por la Comunidad de Madrid, incluido el exconsejero Francisco Granados, número dos del PP autonómico—. Pero, al estallar la crisis de 2007, según Anticorrupción, reorientó su actividad a “obtener licencias y concesiones públicas en aquellos Ayuntamientos en los que ya venía rentabilizando” su relación “con autoridades y técnicos municipales”. Precisamente, Cofely le contrató para que ejerciera esa labor. “Era un señor que tenía acceso a muchos Ayuntamientos. Llegar a un Ayuntamiento llamando a la puerta era muy complicado”, apuntó Pedro García, uno de los responsables del Departamento Comercial de Cofely, durante su declaración en el juicio.

“A mí, personalmente, Carlos Alberto Estrada me pide 30.000 euros para adjudicar un concurso. Yo se los entrego y se adjudica el concurso”, ha apuntado Marjaliza contra el exalcalde popular al recordar una adjudicación de Moraleja de Enmedio (5.500 habitantes). Sobre Parla (134.000 habitantes), ha rememorado lo siguiente: “Yo contacté con Antonio Borrego, que era el jefe de gabinete del alcalde. Nos vimos. Antonio me pidió entre 600.000 y 700.000 euros [de mordida]. Yo le dije que era mucho”.
—¿Le dijo que era para repartir con el alcalde? —ha preguntado la fiscal.
—Me dijo que era para la campaña, para un periódico, porque estuvieron en Nueva York… Yo al alcalde no le conozco —ha contestado Marjaliza.
—¿Pero usted intuyó que una parte iba a ser también para el alcalde?
—Si usted me lo pregunta en una barra de un bar, le diría que sí. Si me lo pregunta en sede judicial, le digo que no, porque no quiero meter a nadie en un lío con mis suposiciones.
Sin embargo, la Fiscalía sostiene que esos 500.000 euros se repartieron entre Borrego, ya fallecido, y el exalcalde José María Fraile (PSOE), que se encargaron de presionar a los técnicos municipales para que incluyeran las exigencias de Cofely en el pliego de condiciones del concurso. La licitación se convirtió así en un “traje a medida”. El propio Fraile confesó al inicio del juicio tras llegar a un acuerdo con Anticorrupción. “Yo iba dando dinero poquito a poquito, a medida que el procedimiento iba avanzando”, ha contado Marjaliza: “Los pagos se realizaron en mi oficina habitualmente. Otras veces íbamos a comer. Y los pagos siempre eran a Antonio”.
Al centrarse en Valdemoro (83.000 habitantes), el testimonio del empresario se ha convertido en un verdadero manual de cómo tejer una red de influencias durante años. Allí, donde Granados fue alcalde, Marjaliza llegó a ser concejal a finales del pasado siglo. Después, hizo negocios: “Conocía a todo el Ayuntamiento. Allí hice muchas viviendas como promotor. Conocía a las personas del PP, del PSOE, de IU. He financiado campañas de los tres partidos. He financiado todo lo que me han pedido en Valdemoro. Valdemoro es mi municipio”.
“Pagué el concierto de Julio Iglesias. Pagué el Día del Pulpo para todo el municipio. Pagué las campanas del Ayuntamiento. Pagué a la Policía Local, le daba el frigorífico, el microondas, bicicletas para hacer deporte… La carrera contra el cáncer. Financié equipos de fútbol. Todo. Era mi municipio, donde más he trabajado y el que luego más revertía”, ha sentenciado Marjaliza: “Aquí conocía hasta a la que barría”.
El empresario ha afirmado que estas relaciones le sirvieron durante años para que tardaran menos en darle licencias. Y, después, para abrir las puertas del Ayuntamiento a Cofely. A este respecto, ha precisado que se puso sobre la mesa el pago de una mordida de 300.000 euros: “Alfredo Ovejero, que era el jefe de gabinete del alcalde José Carlos Boza, me dijo en varias ocasiones que había una disputa entre el alcalde y Granados de cobrar una comisión por ese contrato”. “Siempre me pedían cosas”, ha añadido. “Llevo 30 años haciendo regalos”, ha destacado, antes de recordar cómo compró en París bolsos de la marca Louis Vuitton para las mujeres de Ovejero y Boza. Igualmente, según ha asegurado, costeó los gastos de unos viajes a Palma de Mallorca y una travesía en barco.
Marjaliza también ha sido muy explícito al referirse al desembarco de la trama en Móstoles (214.000 habitantes). Según ha aseverado, para adentrarse en ese municipio, echó mano de Mario Utrilla (PP), quien fuera alcalde en Sevilla la Nueva (9.000 habitantes) y hermano de Alejandro Utrilla, edil del PP en Móstoles. “Me dijo que su hermano estaba de concejal. Mario nos pidió 240.000 euros”, ha recalcado. ¿Para quién era ese dinero? “No sé si se lo iba a quedar él, el alcalde o su hermano”, ha contestado el empresario, antes de detallar cómo entregó 6.000 euros en mano a Mario Utrilla porque les presionaba mucho.
“En Torrejón de Velasco, yo no conocía a ningún funcionario, ni a ningún técnico. Conocía a Gonzalo [Cubas, el alcalde] porque es mi cuñado; y a Raúl [Quiroga, concejal del PP] porque era mi amigo”, ha recordado Marjaliza. “¿Le pidieron algo?”, le ha preguntado entonces la fiscal. ”A mí, no; pero a Cofely, sí”. ¿Qué? “Sombreros para todo el pueblo, el marcador de fútbol lo tenían roto… Posteriormente, el arreglo de la cubierta del teatro…”. La influencia de Marjaliza era más amplia: “En Serranillos del Valle, me presentaron al alcalde e hice relación con él. Le propuse lo de Cofely. Me pidió 2.000 euros para un evento del Ayuntamiento, que se los dimos. Y luego me dijo: ‘Cuando se adjudique el contrato, necesito 25.000 euros para cambiar de coche’, que no llegué a dárselos porque ya intervino la Guardia Civil”.
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