La periodista y escritora Marta Fernández (Madrid, 49 años), visitó este miércoles La Ventana de la Cadena SER para hablar las presiones que sufre la mujer por su aspecto físico. “Yo presenté informativos durante muchos años. En 2008 dejé de fumar y engordé diez kilos. El subdirector me llamó al despacho para decirme que si quería seguir presentando tenía que adelgazar porque había engordado”, explicó a los oyentes del programa de Carles Francino. Y recalcó que por aquel entonces hacía su trabajo sentada, detrás de una mesa: “Se me veía desde el ombligo hasta los hombros, no se notaba en pantalla y aunque se hubiera notado, la grasa no se me puso en el cerbero en ningún momento para impedirme contar las noticias”.

Fernández admitió que fue a un dietista y perdió esos diez kilos: “Creo que habría adelgazado de cualquier otra manera porque tenían que ver con el tabaco”. Y aseguró que este tipo de situaciones no son algo que afectaba a sus compañeros varones.

Esta misma semana, Millie Bobby Brown, la actriz protagonista de Stranger Things, que empezó en la profesión con 10 años y ahora tiene 21, publicó en redes un mensaje criticando artículos en medios sobre su físico y reivindicó que se negaba a hacerse “más pequeña para encajar con las expectativas de gente que no soporta ver a una chica convertirse en mujer”. A pocos días del 8 de marzo, La Ventana exploró la presión que sigue existiendo sobre el aspecto físico de las mujeres y se habló de los peligros de la última tendencia de vídeos virales que proliferan en TikTok: jóvenes delgadas diciendo que tienen un cuerpo de complexión media. Patricia Barba, psicóloga y psicoterapeuta especializada en autoestima e imagen corporal, mencionó la importancia de ser conscientes de que esta es la realidad que nos ha tocado vivir: “Las redes han tenido un impacto muy significativo en la imagen y en los trastornos alimenticios”.

El 9% de la población mundial, unos 70 millones de personas, padece algún tipo de enfermedad mental relacionada con la comida, tal y como recoge la nutricionista Azahara Nieto en este artículo en EL PAÍS. “Los trastornos de la conducta alimentaria no son enfermedades de gente caprichosa, son enfermedades graves con un gran nivel de sufrimiento”, explica.