Por Cecilia Reynoso
El pasado 12 de mayo, luego de varias manifestaciones y bloqueos carreteros realizados por cientos de habitantes de algunas comunidades de Calakmul, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), encargada de la construcción del acueducto, entregó a los inconformes un comunicado donde les señaló que el 30 de junio de 2024 era la fecha estimada para terminar la obra.
Pero el Ejército no cumplió, la escasez de agua que en Calakmul padecen desde hace décadas continúa. Los habitantes cuentan que lo único que hicieron fue tapar con tierra los tramos donde era visible que los tubos del acueducto no estaban conectados.
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“Nos dijeron que ya sólo estaban haciendo pruebas, pero al hacerlas hubo muchas fugas de agua. Chorros de agua salían disparados y eso fue porque la obra estaba mal hecha. Los tubos y los empaques se colocaron mal, según nos explicó uno de los ingenieros que trabajan en la obra. O sea, el acueducto está incompleto y lo que sí se hizo, se hizo mal”.
El presidente Andrés Manuel López Obrador prometió acabar con la escasez de agua en Calakmul. Para ello, comenzó en 2022 la construcción de un nuevo acueducto que, junto con la gobernadora Layda Sansores, inauguró el pasado 26 de enero en la ciudad de Xpujil.
“Ya no va a hacer falta el agua (…). Ya se terminó esta obra, este acueducto”, aseguró entonces el presidente.
Ese mismo día, mientras el presidente pronunciaba su discurso, decenas de habitantes del municipio campechano se manifestaron para denunciar que la obra del acueducto estaba incompleta, pero no fueron escuchados.
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A seis meses de la inauguración, habitantes de Calakmul entrevistados por Latinus, quienes solicitaron omitir sus nombres, aseguran que el acueducto sigue sin llevarles “ni una sola gota de agua”.
“El 22 de julio, la gobernadora Layda publicó en Facebook que el acueducto estaba beneficiando a 71 mil habitantes de 25 comunidades con el suministro de 230 litros de agua por segundo, pero eso es mentira. El agua que nos llega de las pipas es de los jagüeyes (depósitos al aire libre donde se recolecta el agua de lluvia), pero tenemos que ponerle cloro o hervirla porque está muy sucia y no la usamos ni para tomar, ni para cocinar, ni siquiera para bañarnos porque a muchos nos han salido ronchas en la piel. Además, el reparto de agua que hace el municipio es insuficiente y pedir pipas particulares es muy caro”, comenta una habitante.
“No se puede comprar tampoco de garrafón porque ni en las purificadoras hay agua. Se comenta que el agua de jagüey es la que están purificando y vendiendo y por si las dudas algunos tenemos que salir a comprar agua de garrafón a 75 kilómetros de Xpujil (capital de Calakmul). ¡Cada garrafón de 20 litros de agua te sale en 30 o 45 pesos, más la gasolina, y nos dura sólo un día!”, explica uno de los vecinos.
“Agua sí hay, lo que no hay es un acueducto que la lleve a nuestras casas, como lo prometió hace tres años el presidente López Obrador”, lamentó otro habitante de Calakmul.